domingo, 8 de julio de 2012

Las rotondas de Arjona


    La rotonda es una construcción vial diseñada para mejorar la accesibilidad en los cruces viarios y evitar en lo posible el peligro de accidentes.
    La primera rotonda se construyó en 1909 en la ciudad-jardín inglesa de Letchworth, próxima a Londres.
    Su uso se generalizó en la década de los años sesenta y, más recientemente, las políticas urbanísticas municipales comenzaron en las postrimerías del pasado siglo a mostrar interés por su ornato.
    En Arjona, las dos rotondas existentes surgen a raíz del acondicionamiento  del tramo de la vía A-321, Pilar de Moya-Escañuela- Arjona, inaugurado al tráfico en junio de 2007, y de la A-305, Porcuna-Arjona, dos años más tarde.
    Ambas han sido urbanizadas a lo largo del primer trimestre de este año, según proyectos que aunan criterios paisajísticos, estéticos y de sostenibilidad. Si bien es cierto que en la rotonda que da acceso a Arjona desde Porcuna y Andújar, de considerables dimensiones, hubo un intento tras la inauguración del tramo rehabilitado, de plantación de cuatro olivos centenarios que, uno tras otro, acabaron marchitándose.
    La heráldica y la cultura ibera, dos de los referentes culturales de esta ciudad, han sido los motivos elegidos para hermosear los dos principales accesos a la localidad, utilizando para ello materiales antiguos como el ladrillo y el hierro.
    Mostramos, a continuación, unas imágenes de la primera rotonda urbanizada a finales del pasado mes de marzo. Apenas tres semanas después de su inauguración, fue objeto de un acto de vandalismo perpetrado por desconocidos que sustrajeron los focos de iluminación, algunas plantas y arrancaron de cuajo dos de las letras de la palabra ARJONA, elementos que, salvo los puntos de iluminación, ya han sido repuestos:



    
    A últimos de febrero, se iniciaron las primeras tareas para urbanizar la rotonda de la A-305 que culminaron el 2 de abril con la colocación sobre un pedestal de hormigón de la descomunal estatua realizada en Arjonilla por Fernando Bejarano y Manuel López.
    La escultura, realizada con piezas de chapa de hierro soldadas, reproduce uno de los relieves de la Caja de los Guerreros, encontrada en el paraje de Piquía en el otoño de 2009.



   
Todas las fotos pertenecen al archivo del blog.


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